Crece la indigencia en todo California
Vivienda impagable, salud precaria y pobreza extrema orillan a la población a la vulnerabilidad
Quienes ahora son indigentes en las calles y playas de California a menudo tuvieron que hacer frente a una salud precaria, traumas y una pobreza extrema antes de perder su vivienda y convertirse en un grupo vulnerable, según un estudio sobre los adultos sin techo.
La investigación, publicada en junio por la Universidad de California en San Francisco (UCSF), intenta ofrecer un retrato integral de cómo las personas se quedaron sin hogar antes de acabar sin techo en California y qué impidió sus esfuerzos por encontrar una vivienda permanente.
La encuesta representativa de casi 3,200 personas sin hogar encontró que cuando perdieron su vivienda, el ingreso familiar promedio era de 960 dólares al mes, y para quienes eran inquilinos de vivienda en arrendamiento era de 1,400 dólares al mes, de los cuales, en promedio, la mitad se destinaba al alquiler.
“La gente se queda sin casa porque el alquiler es demasiado alto, sus opciones son muy pocas y no tienen margen de maniobra”, afirma la doctora Margot Kushel, investigadora principal y directora de la Iniciativa Benioff para los Sin Techo y la Vivienda de la UCSF. “Y realmente hace que te preguntes cuán diferentes serían las cosas si pudiéramos resolver ese problema subyacente”.
CRISIS NACIONAL
La indigencia es una crisis nacional, y demasiado extendida en California, donde se calcula que 171,000 personas —el 30% de todos los indigentes de Estados Unidos— carecen de hogar. Los líderes políticos están divididos sobre cómo abordar la crisis: algunos, como el gobernador demócrata Gavin Newsom, son partidarios de realizar redadas en los campamentos de tiendas de campaña y adoptar un enfoque de mano dura con los enfermos mentales y las personas con problemas de adicción.
No es noticia que los desorbitados costos de la vivienda en el estado sean uno de los principales motores del “sinhogarismo”, pero los investigadores esperan que su estudio refuerce el apoyo público a las políticas centradas en ofrecer vivienda y ayuda de emergencia a quienes pagan alquiler, en lugar de políticas que hagan hincapié en el castigo o el estigma.