sábado, diciembre 14, 2024
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Parroquia de Apatzingán recibe a decenas de refugiados

Las personas provienen de las rancherías cercanas al municipio

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).-El sacerdote encargado de la Parroquia Presa El Rosario de Apatzingán encabeza este jueves la organización para auxiliar a decenas de refugiados de rancherías cercanas, quienes han salido huyendo por la incursión de miembros de la delincuencia organizada.

Alrededor del templo se han colocado mesas de madera para brindar comida a quienes han ido arribando desde el pasado 9 de junio, además de buscarles casas para que puedan pernoctar, pues ya es imposible que regresen a sus localidades. También se les proporciona ropa, accesorios de higiene y medicamentos, todo con la ayuda de la población civil.

Al lugar ubicado a siete kilómetros de la cabecera de Apatzingán también han llegado observadores de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) y personal de la Secretaría de Salud, quienes realizan un censo para ubicar a los desplazados y brindarles la atención requerida.

Las más de 200 familias provienen de las comunidades Llano Grande, El Alazán, Las Bateas y Tepetate, por lo que ahora buscan algún techo y piden trabajo temporal en la zona.

Una mujer narró a El Sol de Morelia que es originaria de Tabasco, pero hace 10 años migró a la Tierra Caliente michoacana para buscar un mejor ingreso junto a sus hijos. Sin embargo, desde inicio de mes las balaceras en el rancho de Las Bateas fueron creciendo y ya no hubo condiciones para quedarse a vivir ahí: «Llegaban por las noches y rafageaban hasta las casas, decían que eran del cártel de Jalisco», dijo.

Por su parte, el sacerdote Jorge Armando Vázquez aceptó que la situación es inédita, pues aunque no es la primera vez que se presenta algún éxodo, nunca había sido de semejantes proporciones. «Salieron huyendo de los enfrentamientos armados, es gente muy humilde, muchos de ellos viven en casas con techo de lámina, y ahora no saben cómo seguirán adelante».

Por el momento, las mujeres que ayudan a brindar ropa y comida también piden que se les presten o donen termos grandes para que el agua permanezca fría, pues la temperatura ya rebasaba los 38 grados al filo del mediodía.