viernes, diciembre 6, 2024
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En pandemia aumentó 77% la población sin acceso a servicios de salud; sobre todo los más pobres

Mientras en 2018 hubo 20 millones de personas que no estaban afiliadas a un sistema de salud, para 2020 la cifra ascendió a 35 millones de personas, de acuerdo con las estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

En 2017, Vilma Ruth Saavedra, de 52 años, tenía fuertes dolores de cabeza, mareos y cansancio. Trabajaba como cuidadora en un asilo privado y no tenía seguridad social. Aunque acudía a centros de salud de su comunidad en Oaxaca, no le daban un diagnóstico preciso.

Se afilió al Seguro Popular para buscar más opciones médicas porque los dolores eran tan intensos que incluso le impidieron seguir trabajando. Fue así como la canalizaron al Hospital Regional de Especialidades de Oaxaca, y de ahí, la enviaron al Hospital de Cardiología Ignacio Chávez.

El caso era de urgencia, tenía un tumor en el corazón y fue recibida inmediatamente. En tres meses tuvo 17 operaciones, con procesos tan complicados que los médicos le daban esperanza de vida de 1%, pero lo resistió todo.

El costo de su estancia en el hospital ascendió a un millón 500 mil pesos y la familia debía pagar 150 mil. El Seguro Popular funcionaba como una póliza de seguro de gastos médicos, donde el hospital absorbía todos los gastos de un tratamiento y después se le rembolsaba con recursos públicos y el paciente, dependiendo sus posibilidades, también pagaba una parte.

En su caso, solo por la colocación de un marcapasos eran 45 mil pesos, pero después de demostrar su situación socioeconómica, incluso sin trabajo, al final pagó 80 mil pesos, que logró juntar gracias a la cooperación de toda la familia.

El Seguro Popular desapareció pero, dada la gravedad de su padecimiento, aún tiene seguimiento en el Hospital de Cardiología, aunque los chequeos cotidianos los hace con un cardiólogo particular gracias a la cooperación de sus hijos. También gasta 1,500 pesos mensuales en medicamentos genéricos.

Su situación, al quedarse sin afiliación a algún servicio de salud, es similar a lo que han pasado millones de personas en los últimos dos años, pues en plena pandemia de COVID aumentó en 77% el número de personas que carecieron del acceso a servicios médicos.

Mientras en 2018 hubo 20 millones de personas que no estaban afiliadas a un sistema de salud, para 2020 la cifra ascendió a 35 millones de personas, de acuerdo con las estimaciones de pobreza multidimensional 2018-2010 realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

En este periodo desapareció el Seguro Popular, una estrategia de afiliación a servicios de salud creada en 2003 y que operó hasta 2019 cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que sería sustituido por Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), con el que aseguraría acceso a servicios de salud para todos los mexicanos, es decir, cobertura universal.

El reporte del Coneval demostró que dicha decisión tuvo impacto, pues al analizar a las instituciones que proveen servicios de salud, la reducción de la población afiliada al Seguro Popular o que reportó tener derecho a los servicios del INSABI en zonas rurales fue de 20.4 puntos porcentuales al pasar de 69.3% a 48.9% de la población. En contraste, en las zonas urbanas pasó de 33.3% a 20.3% de la población, lo que representó una reducción de 13 puntos porcentuales.